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Cultivando
en la guerra
Soy María, a mis 17 años trabajaba en un cultivo de Guayaba en una región de Colombia. Tenía un hijo pequeño y un exmarido celoso y posesivo, que aún después de separados seguía atormentándome.
Un día él me exigió ver al niño. Como era costumbre, yo no me negaba nunca porque de hacerlo, él me insultaba y me maltrataba. En esa ocasión, le pedí permiso a mi jefe para salir más temprano y poder llevar al niño a donde su papá. El patrón accedió con la condición de que después regresara a recoger la herramienta de trabajo.
En la tarde, me ausenté para llevar al niño y entregarlo a su padre. Cuando anocheció, de regreso al cultivo, sentí un ambiente tenso y vi que muchos hombres de un grupo armado, de los que existían en la zona se encontraban allí. Ese día, no solo me encontré con la noche, un trío de aquellos hombres se me acercó, me acosaron, me usaron y me violaron.
Para mí fue un día doloroso, me pregunté una y otra vez ¿por qué a mí?, culpé a mi exmarido, y una y mil veces me seguía preguntando ¿qué hubiera pasado si no hubiera ido?
No pude irme de ese lugar, día a día tenía que volver al cultivo pues era la única forma de traer dinero a casa y mantener a mi pequeño. Desde ese momento muchas cosas me asustaban y muchos recuerdos me atormentaban, pero cada día tenía que ser valiente, enfrentar los miedos y volver a ese lugar; logré callar las voces de mi cabeza y seguir adelante.
Después de un tiempo, un día cualquiera, unos hombres armados llegaron a la vereda y amenazaron a todos los habitantes que tenían tierras, nos dieron un plazo de 24 horas para irnos o nos asesinarían. En ese momento fuimos muchos los que salimos huyendo.
Así pasaron los años, a pesar de que el silencio y la carga de todo lo vivido me hicieron tratar de dejar eso en el fondo del alma, en la vida no se puede cargar con esas cosas para siempre, las historias que se vivieron y se escucharon continuamente traen los recuerdos de esos momentos difíciles y de cómo logré sobrevivir.
En la guerra se vivieron momentos oscuros que aún regresan en forma de recuerdos, comprender el conflicto va más a allá de lo que dicen las personas en las grandes ciudades, comprender el conflicto es ponerse en los zapatos de las mujeres que fuimos abusadas sexualmente dentro del conflicto armado y decir nunca más podemos permitir que eso vuelva a pasar.
Reflexión
Ojalá a nadie más le pase algo como esto, porque uno no busca ni quiere que estas cosas pasen, entonces, quienes no lo han vivido, por favor no juzguen a las personas a las que les ha pasado.
Los nombres de lugares, personas y actores armados responsables fueron cambiados para salvaguardar la confidencialidad y la seguridad de las participantes, buscando centrar la atención de la historia en la humanidad de las víctimas.
