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Huellas

Capítulo 3

  • El tiesto de Mamá
  • Alicia
  • Repollita
  • El tiesto de Mamá
  • Alicia
  • Repollita

Allí asaba las arepas más deliciosas de maíz pelado, que ahora se les llama arepas antioqueñas.

El tiesto

de Mamá

El tiesto de las arepas de mamá es grande, circular y allí asaba las arepas más deliciosas de maíz pelado, que ahora se les llama arepas antioqueñas. También las hacía con cuajada, que ella misma preparaba.

Allí asaba las arepas
más deliciosas

“Mija, se debe dejar calentar bien el tiesto para que no se te peguen”.

A mamá no se le pegaban las arepas en ese tiesto, me decía: “Mija, se debe dejar calentar bien el tiesto para que no se te peguen”. Aún recuerdo el olor de mamá, me gustaba su aroma, me gustaba sentarme mucho en su regazo, pero no duraba mucho porque mi hermana comenzaba: “Párese de ahí, ¿cómo se le ocurre sentarse en las piernas de mamá? Usted ya está muy grande y pesa mucho”.

“Mija, se debe dejar calentar bien el tiesto para que no se te peguen”.

…si yo llegaba después de las cinco al otro día me castigaba…

En aquel tiempo mamá nos daba un horario en que salíamos a jugar, si yo llegaba después de las cinco al otro día me castigaba. A mí me gustaba jugar el yermis, el 5 huecos, la lleva, las escondidas, los ponchados, la golosa, pico botella…

...Estos eran los días

más felices de mi vida...

Alicia

En ese momento cayó en un profundo sueño en donde vivió experiencias de alegría y amor.

Esta es la historia de una niña llamada Alicia, ella siempre vivía rodeada de muchos muñecos pero ninguno le llamaba tanto la atención como su perrito de felpa.

Se refugió siempre en él

“Cómo quisiera que cobraras vida, para que me des mucho cariño”.

En ese momento cayó en un profundo sueño en donde vivió experiencias de alegría y amor.

“Cómo quisiera que cobraras vida, para que me des mucho cariño”.

La niña pasó por muchos momentos de tristeza y desolación, y se refugió siempre en él, lo abrazaba y pensaba: “Cómo quisiera que cobraras vida, para que me des mucho cariño”. En ese momento cayó en un profundo sueño en donde vivió experiencias de alegría y amor, y el perro de felpa brincaba y batía su cola con gran emoción, cada vez que le tiraban el palo él corría y se lo traía a ella y con un gran lambetazo le mostraba que la quería.
Ella en ese sueño mágico al cual entró y del que no quería salir, vivió unas anécdotas increíbles, conoció amigos y familias unidas donde la acogieron sin ningún problema,

Esto le hizo entender que faltaba

ese punto mágico en su hogar.

Lo de ella fueron puros golpes, la amarraba, la tiraban al agua, le pegaba con un cable mojado.

He escuchado historias fuertes de mujeres. Alguna, me ha contado: “Mi hermano mayor abusaba de mí, no me alcanzó a penetrar pero sí me manoseaba, yo le contaba a mi madre y ella solo decía: Pero usted sí que jode, ¿qué quiere?”. Lo de ella fueron puros golpes, la amarraba, la tiraban al agua, le pegaba con un cable mojado.

Creció sin amor, como se dice.

“Cómo quisiera que cobraras vida, para que me des mucho cariño”.

Repollita

Cuando era pequeña me regalaron una muñeca de nombre Repollita, porque era chiquita y con el pelo crespo. Por la noche debajo de las cobijas hablaba con ella y le contaba mis tristezas. Repollita siempre estaba para escucharme, fue mi gran amiga muda. La llevo en mi memoria, nunca se me ha olvidado su cara.

Es que mis obligaciones eran lavar, atender a mis hermanos y trabajar en casas de familia.

Me quedé sin Repollita a los ocho años, ahí quedé completamente sola, no volví a confiar en nadie.

No podía hablar con nadie, cuando iba a hacer algo, todo era malo; no confiaba en nadie, si le decía a alguien, le contaban a mi mamá: “Vea que ella está diciendo esto” y más duro me daba, con mangueras, con lo que encontrara.

Me quedé sin Repollita a los ocho años, ahí quedé completamente sola, no volví a confiar en nadie.

No podía hablar con nadie, cuando iba a hacer algo, todo era malo; no confiaba en nadie.

Una niña llegó una vez, vio a la muñeca y me la pidió, yo la escondí, pero la buscaron y se la dieron que porque era una niña de dinero y eso. Me quedé sin Repollita a los ocho años, ahí quedé completamente sola,

no volví a confiar en nadie.

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Capítulo

1

Muñecas de vidrio
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2

El álbum de familia
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3

Huellas
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4

La ruptura
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5

Cómo cruzar al otro lado del río
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Esta iniciativa de memoria fue diseñada por las mujeres víctimas del conflicto armado acompañada por el equipo de la Corporación Vínculos y financiada por MISEREOR en el marco del proyecto "Mujeres construyendo paz territorial" (2017-2019).