Cómo cruzar al otro lado del río
Capítulo 5
Hablar es el primer paso para abordar de otra forma el dolor.
Un hecho traumático atraviesa toda la vida: el pasado, el presente y el futuro
Además, trae al recuerdo otros episodios que nos han marcado y nos han afectado como mujeres. Lo que sucede con la guerra, por eso, no es algo totalmente nuevo.
Hay un momento en que perdemos el miedo, ese momento es cuando decidimos contar lo que nos ha ocurrido. Allí comienza a cambiar la manera de ver, porque esa historia ya no solo es parte de mí sino de alguien más. Hablar es el primer paso para abordar de otra forma el dolor.
Hay un momento en que perdemos el miedo, ese momento es cuando decidimos contar lo que nos ha ocurrido. Allí comienza a cambiar la manera de ver, porque esa historia ya no solo es parte de mí sino de alguien más. Hablar es el primer paso para abordar de otra forma el dolor.
Y puedo entender que el presente, con mi familia y mi gente, no tienen por qué quedar atrapados en el pasado.
Me voy dando cuenta que no repito mi testimonio de la misma forma. Claro, el llanto es inevitable, pero antes como que ese momento de tragedia me dominaba, me encerraba. Ahora, puedo manejar más la situación. Y puedo entender que el presente, con mi familia y
mi gente, no tienen por qué quedar atrapados en el pasado. No se trata de dejar atrás las cosas, sino de hacerlas conscientes, de ver que fuimos utilizadas y que habían intereses con las agresiones que sufrimos.
Al comienzo no me reconocía como víctima, llego a darme cuenta de ello al escuchar historias parecidas y reconocer que no es solo a mí a quien le ocurrió algo tan terrible, sino que fue a muchas más. Y que no tenemos la culpa de eso que nos pasó, sino que el culpable es el que asume el autoritarismo de la guerra. La vergüenza la deben sentir ellos no nosotras.
Al comienzo no me reconocía como víctima, llego a darme cuenta de ello al escuchar historias parecidas y reconocer que no es solo a mí a quien le ocurrió algo tan terrible, sino que fue a muchas más. Y que no tenemos la culpa de eso que nos pasó, sino que el culpable es el que asume el autoritarismo de la guerra. La vergüenza la deben sentir ellos no nosotras.
Y puedo entender que el presente, con mi familia y mi gente, no tienen por qué quedar atrapados en el pasado.
Y la sociedad misma debe entender eso, porque muchas veces nos juzga y nos estigmatiza.
Aquí aprendimos que nuestra historia no comienza ni termina con un hecho violento
Aquí aprendimos que nuestra historia no comienza ni termina con un hecho violento, por duro que haya sido. Retomar la infancia, recordar las vivencias familiares, volver a sentir la sensualidad, la percepción de los objetos y el cariño; todo eso es lo que somos.
Los episodios dolorosos intentan arrebatarnos las experiencias vividas y también los sueños; pero tenemos una historia como mujeres que nos da la fuerza para seguir.
Aquí aprendimos que nuestra historia no comienza ni termina con un hecho violento
Mis compañeras son el signo de la esperanza, de una nueva vida.
Mis compañeras son el signo de la esperanza, de una nueva vida. Siempre estamos cada una en momentos diferentes, alguna puede un día estar más triste, pero el grupo está ahí sirviendo de apoyo. El abrazo es fundamental, como si estuviéramos en la cuerda floja y alguien nos sujeta; la palabra de aliento, la sonrisa, son el alimento.
Compartir es hacer una comunidad."
Mis compañeras son el signo de la esperanza, de una nueva vida.
Definitivamente el trabajo colectivo es lo que nos hace fuertes, pues el silencio y el aislamiento mantienen la zozobra y el vacío. Compartir es hacer una comunidad. Es estrechar los lazos. De víctimas vamos pasando a lideresas y eso es el modo de hacernos más fuertes.
Lo que han querido es quitarnos la dignidad, pero en nuestra lucha por reivindicarla nos hemos dado cuenta que nuestra responsabilidad es hacer llegar este mensaje a las nuevas generaciones. Para que nunca más vuelvan a ocurrir cosas como las que han sucedido con las mujeres en la guerra, para ir más allá del odio y la sed de venganza, para recuperar la sensibilidad y la libertad.
Lo que han querido es quitarnos la dignidad, pero en nuestra lucha por reivindicarla nos hemos dado cuenta que nuestra responsabilidad es hacer llegar este mensaje a las nuevas generaciones. Para que nunca más vuelvan a ocurrir cosas como las que han sucedido con las mujeres en la guerra, para ir más allá del odio y la sed de venganza, para recuperar la sensibilidad y la libertad.
Compartir es hacer una comunidad.