La ruptura
Capítulo 4
Ellos decían: “Eso le pasa porque usted está buena y por otras cosas”
Pero llega el día en que todo se borra en un solo acto; los recuerdos, lo que tienes y el futuro, el amor, la esperanza. Una tarde tocaron a la puerta, cuando abrí aparecieron dos hombres, quienes me empujaron hacia adentro y con insultos y golpes empezó el abuso… Yo les gritaba que por qué me hacían esto. Ellos decían: “Eso le pasa porque usted está buena y por otras cosas”.
Yo aterrada y muy asustada, pensaba que ese era mi último día de vida…
Ya cuando todo pasó, ellos me dijeron “Dígale a su marido que eso le pasa por sapo”, y se marcharon.
Yo tenía un vestido enterizo, me empujó y me golpeó y luego se bajó el pantalón, pero siempre con el cuchillo puesto en mi garganta.
En una noche sin luna en medio de la selva llevaban trocha abajo a la mona, eran tres lobos feroces fuertes corpulentos, la amarran en un árbol, la mona calladita, calladita, no decía nada porque más abajo tenían otras dos monas a las cuales estaban golpeando. Se oían chillidos, gritos, los lobos feroces se las querían comer, estaban hambrientos. Esas monas no se querían dejar comer, mordían a los lobos.
Un lobo le decía “no me muerdas o te sigo pegando”. Al escuchar esto la mona que estaba sola se asustó mucho. Hubo un lobo que sintió lástima por ella y le dijo: “Vete, que no te vean, vete lejos, muy lejos”. Era ya el amanecer, la mona llegó a su nido toda sucia y ensangrentada, quería irse, se escondía en la iglesia, se escondía en el internado.
Un lobo le decía “no me muerdas o te sigo pegando”. Al escuchar esto la mona que estaba sola se asustó mucho. Hubo un lobo que sintió lástima por ella y le dijo: “Vete, que no te vean, vete lejos, muy lejos”. Era ya el amanecer, la mona llegó a su nido toda sucia y ensangrentada, quería irse, se escondía en la iglesia, se escondía en el internado.
Yo tenía un vestido enterizo, me empujó y me golpeó y luego se bajó el pantalón, pero siempre con el cuchillo puesto en mi garganta.
“Vete, que no te vean, vete lejos, muy lejos”
Era un pozo en el que ese hombre con un cuchillo me obligó a entrar, dijo que me quite la ropa. Yo tenía un vestido enterizo, me empujó y me golpeó y luego se bajó el pantalón, pero siempre con el cuchillo puesto en mi garganta.
En un momento en que el hombre se distrae, lo golpeo con una piedra que había en el lugar y logro evadir al hombre.
En un momento en que el hombre se distrae, lo golpeo con una piedra que había en el lugar y logro evadir al hombre.
El hombre al ver que la niña no volvía, la amenazaba con hacerla castigar de su madre.
Esta es la historia de una niña cuya madre era de carácter muy fuerte, aunque confiada, no medía la posibilidad del peligro que corría su pequeña por andar pendiente de su nuevo compañero, no se daba cuenta que su hija estaba siendo abusada por el hijo del dueño de la casa donde vivía pagando arriendo.
El hombre invitaba a la niña a ver televisión; al principio la pequeña no comprendía nada, pero luego entendió que no era normal, no quería entrar más a ese cuarto oscuro y tenebroso. El hombre al ver que la niña no volvía, la amenazaba con hacerla castigar de su madre.
El hombre invitaba a la niña a ver televisión; al principio la pequeña no comprendía nada, pero luego entendió que no era normal, no quería entrar más a ese cuarto oscuro y tenebroso. El hombre al ver que la niña no volvía, la amenazaba con hacerla castigar de su madre.
El ciclo se repetía una y otra vez.
El hombre al ver que la niña no volvía, la amenazaba con hacerla castigar de su madre.
Fue terrible haber guardado ese dolor que llevaba por dentro y no poder confiar en nadie.
¿Qué podía hacer?
Guardar el secreto.
Saliendo de su trabajo en una frutería muy fina se le acerca un hombre que salió de la nada y le pide la hora, es lo único que se acuerda. Cuando volvió en sí y recordó quién era, estaba al otro extremo de la ciudad, violada y golpeada; por temor ella no cuenta nada, pues lo primero que iban a decirle era que ella tenía la culpa por hablar con extraños; más aún, para esa época vivía con un hombre maltratador.
¿Qué podía hacer? Guardar el secreto. Lo más triste es que en esos días resultó embarazada de su hija. Fue terrible haber guardado ese dolor que llevaba por dentro y no poder confiar en nadie.
¿Qué podía hacer? Guardar el secreto. Lo más triste es que en esos días resultó embarazada de su hija. Fue terrible haber guardado ese dolor que llevaba por dentro y no poder confiar en nadie.
Un domingo él se fue y no llegó, porque un familiar fue baleado por los paracos. Preciso llegaron dos guerrilleros para que les prestara una linterna, fui a la pieza a sacarla cuando uno de ellos me pegó en la cabeza, quedé inconsciente, estaba con la bebé de pocos meses de nacida. Luego de todo fui a la orilla del caño, me lavé la vagina con limones para limpiarme lo sucia que estaba.