ANTIOQUIA:
Tómas María Muñoz, desaparecido en 1999.
NORTE DE SANTANDER:
Hector Ruiz Zapata, desaparecido en 1985.
GUAVIARE:
Marta Linda Cifuentes Galindo y Misael Ruiz Alvis, desaparecidos en 2014.
META:
- Jair Garcia Piñeros, desaparecido en 1999.
- Hernando Jeremias Ortiz, desaparecido entre 1990 y 1995
- José Roberto Rincón, desaparecido en 2012.
- Ruben Antonio Muñoz y Maryure Muñoz desaparecidos en el 2000.
- Sandra Milena Bueno y Deisy Bueno desaparecidas en 1997.
- Wilson Amaya Molina, desaparecido en 2002.
ANTIOQUIA:
Tómas María Muñoz, desaparecido en 1999.
NORTE DE SANTANDER:
Hector Ruiz Zapata, desaparecido en 1985.
GUAVIARE:
Marta Linda Cifuentes Galindo y Misael Ruiz Alvis, desaparecidos en 2014.
META:
- Jair Garcia Piñeros, desaparecido en 1999.
- Hernando Jeremias Ortiz, desaparecido entre 1990 y 1995
- José Roberto Rincón, desaparecido en 2012.
- Ruben Antonio Muñoz y Maryure Muñoz desaparecidos en el 2000.
- Sandra Milena Bueno y Deisy Bueno desaparecidas en 1997.
- Wilson Amaya Molina, desaparecido en 2002.
“No sé cuántos lugares caminé, ni cuántos caminos crucé, solo sé que este mapa se queda pequeño para señalar cada paso que di esperando encontrar a mi hermano”
Dejando huellas
“Metas con propósito de paz”
es una iniciativa de memoria construida por familiares de víctimas de desaparición forzada, quienes a través de un libro itinerante compuesto por seis cuadros de memoria, comparten sus experiencias en torno a la desaparición forzada y al proceso de búsqueda de sus seres queridos.
Por medio de este libro, los familiares quieren generar reflexiones en la comunidad sobre las dinámicas del conflicto, las circunstancias en las que desaparecieron sus familiares y transformar prejuicios y creencias frente a la desaparición forzada que legitiman su ocurrencia y estigmatizan a quienes han sido víctimas de este delito.
En esta iniciativa la relación con el territorio es fundamental, ya que éste hace parte de la historia de búsqueda y guarda sus recuerdos. Además, es el escenario común en donde se han cruzado las vidas de las familias buscadoras y en donde todas confluyen en las acciones para encontrar a sus seres amados.
“Este es nuestro territorio, esto aunque nadie lo ve graba nuestros pasos, las marcas de una historia que no escogimos, pero que vivimos y mostramos”
La desaparición forzada es un delito de lesa humanidad usado para borrar la existencia de una persona, por lo que los familiares están sometidos a una incertidumbre constante y a un anhelo permanente de su regreso. Estos elementos generan un efecto devastador en las familias de las víctimas y un sufrimiento permanente y prolongado, que llevan a que la desaparición forzada pueda considerarse “un mecanismo de tortura psicológica, donde el daño emocional que los victimarios imparten contra los familiares de la persona desaparecida se extiende en el tiempo” (Quintero, 2010, p. 33).
