A través de Memorias del Corazón, las autoras de esta iniciativa quieren visibilizar la forma en que la violencia ha tocado su ser mujer; no sólo en el contexto del conflicto armado, sino como una constante a lo largo de sus vidas.
Ellas reconocen en el conflicto y el actuar de los grupos armados los factores que agudizaron y profundizaron esas formas de violencia que ya vivían en los territorios; fue un momento en el que el horror y el sinsentido tomaron más fuerza que nunca, y que dejaron esas memorias del corazón que las mujeres quisieron plasmar a lo largo de su proceso de construcción de la iniciativa.
“En este lugar, antes del conflicto, algunos hombres se sentían dueños de nuestros cuerpos.”
¿Por quiénes fue elaborada esta iniciativa?
Memorias del Corazón es una iniciativa desarrollada por un grupo de mujeres que la mayor parte de sus vidas han vivido en relación estrecha con el campo y la ruralidad apartada y olvidada de Colombia; por este motivo, sus relatos son narrados desde la particularidad del territorio, desde haber vivido confinadas y haber conocido el miedo profundo a perder su propia vida o la de sus seres amados, en un escenario de fuego cruzado entre actores armados.
“Entre todas nos sentimos apoyadas...en la vereda se llevaron a los hombres reclutados y una de las cosas que nos sirvió para aguantar y resistir esa guerra fue la unión entre mujeres, nosotras nos fortalecimos y resistimos cuando se llevaron a los hombres”

¿Cómo se desarrolla la iniciativa?
De este reconocimiento se desprendió el producto final de la iniciativa, esos corazones hechos de agua, tierra, memorias, emociones y esperanza.

Y por último, está mi corazón amarillo, que para mí representa la esperanza de vivir en un territorio en paz, donde se respete la vida de las personas.
En los pocos meses que llevamos del proceso de paz, me siento tranquila, no más muertes, ni disparos, ni miedo… así quiero vivir en lo que me queda de vida”
Pasaron los años y llegó la guerra, mi corazón se partió en dos, quedó dañado, varios familiares murieron, vi amigas irse de estas tierras por la violencia; dolor y sufrimiento todos los días, la incertidumbre de no saber qué hacer, ni que decir, la guerra es dura, pero eso solo lo sabemos los que la vivimos.
En mi corazón después de la guerra pongo a mis cuatro hijos, para mi ellos fueron los que me mantuvieron fuerte, los que me daban esperanza, por ellos nunca me rendí y hoy mi corazón está más tranquilo”.
De pronto llegó la guerra y mi corazón se quebró, cada punto que hay en mi corazón es cada una de las personas que perdí en la guerra; enterré a mi papá, mi corazón se rompió ese día... la guerra nos quitó todo y nos dejó con el corazón arrugado.
Después volvió la tranquilidad, recordé los deseos de los que se fueron y la paz regresó a la vereda, los pongo en mi corazón porque ellos son el caparazón de lo que viví y por eso los recuerdo con amor... la paz se logra cuando amamos a nuestro prójimo.”